15 de septiembre de 2009

La Prima Ballerina (parte I)

Corría el año 1879. En Moscú, el Bolshoi era el teatro de Ballet Clásico más prestigioso del mundo.

Un frío día de noviembre, el teatro estaba en plena ebullición. Aquella noche era el debut de una tal Maia Rodanosk como primera bailarina. El comentario general en Moscú era que “bailaba como los ángeles”.

Todo estaba preparado: los tramoyistas ultimaban los detalles del escenario y el director del Bolshoi se retocaba concienzudamente la pajarita, como si el éxito de la noche dependiera únicamente de ello. A las ocho en punto de la tarde, todo el mundo esperaba ansioso en su lugar. Cuando la música empezó a sonar y el telón se alzó, el silencio cayó sobre el público como un manto apaciguador.

La actuación era espectacular, Maia Rodanosk bailaba con la delicadeza de un cisne, la perfección de un reloj bien sincronizado y el sentimiento de quien ve partir a su ser más querido. A su vez, transmitia todo esto al público, que se la bebía con los ojos, extasiado, hechizado. Creían soñar. "No puede ser humana”, se oía de vez en cuando en la oscuridad de la enorme sala.

Sólo quedaba una pieza para terminar. A un gesto del director, el concertino tocó la nota introductoria, seguido suavemente por el resto de la orquesta, y Ella volvió a aparecer en el escenario.


Su sola presencia apaciguaba la sed de cuantos la contemplaban. Era la más grande, la más bella. Era perfecta. Maia empezó a bailar. Dio un paso, alzó un brazo, lo mantuvo, lo siguió, mimándolo con la mirada hasta que llegó el otro, que se alzó al compás con su pierna, su cuello, su cuerpo entero, su alma. Otra vez éxtasis visual, lagrimas a punto de huir de los ojos, bocas entreabiertas, suspiros de placer... De repente, se oyó un crujido seguido de un gran estrépito; el momento cumbre de Rodanosk terminó roto en mil pedazos de fino cristal. El público alzó la mirada, una mezcla de reproche y temor... y el telón se derrumbó sobre el escenario en ese momento.

Maia Rodanosk murió esa noche; asfixiada, sepultada bajo las pesadas cortinas de terciopelo rojo, y su actuación no terminó.

4 comentarios:

Maria García Sala dijo...

uaaaaau
que bien escribes, es genial :O
¡eres una artista!
en serio, me encanta
espero ansiosa la segunda parte!
te sigo, ok? ;)
Besooooos Pili =)

La niña de la boina rosa dijo...

yo me acuerdo de esta historia, me gustó tanto que no consegui olvidarla!
Estoy deseando volver a leerla entera, quiero mas! =)

Xofukax dijo...

Bonitas letras de una preciosa mujer

Anónimo dijo...

¡Que envidia me das! Tienes un bonito don para expresar lo que tienes dentro (aunque sea con historias ajenas) Aprovechalo y dale el mimo que necesite, porque no hay muchas personas que valgan para esto...
De uno peleando con la escritura