Buscó a alguien con quien saborear la soledad, se refugiaron en caminos secundarios.
Vivieron escondidos, eternos amantes, fugitivos. No trataron de comprender al mundo, ni de ser comprendidos por él.
Bajo aguaceros y sobre cascadas.
Lucharon contra quimeras y convenciones,
saliendo de una pieza
y con lecciones nuevas aprendidas en la cabeza.
Se fueron del mundo sin avisar.
No dejaron testamento mas que algunos cuentos,
que los niños atentos escuchaban sin chistar.
Trazaron la suave huella de la felicidad, borrada prematuramente
por las nevadas tempranas...
De aquel invierno,
que comenzaba.