10 de mayo de 2011

El gran salto

Desde lo alto de la colina miré a mi alrededor. Qué extraño. Hacía tan sólo un minuto que había cerrado los ojos. Me acordaba perfectamente del tacto de unas manos dejando reposar mi cabeza sobre la almohada, llamándome al descanso. Tuve conciencia absoluta de caer dormida, de traspasar los umbrales del sueño. Y, al abrir los ojos, me encontré de pronto en aquel lugar.

Tan sola. Tan vacío.

Extensiones de verdor infinito, mirase donde mirase. Mis pies eran ligeros. Tan ligeros que mi cuerpo se elevó, lleno de aire. Floté sobre la hierba y bajé la colina deslizándome como un susurro. La brisa tenía colores, me envolvía, mecía mi pelo y acariciaba las puntas de mis dedos. Las comisuras de mis labios se elevaron poco a poco, junto con mis manos. Mis pies descalzos rozaban el trigo de los campos, y algunas golondrinas se aproximaron curiosas en vuelo rasante. Seguí avanzando sobre el suelo, flotando al igual que una hoja río abajo. Cada vez más rápido. Para ganar velocidad, me coloqué horizontalmente. Y funcionó. Probé a surcar la brisa a nado, con brazadas largas. Cada vez era más ligera, más aerodinámica. Las golondrinas no podían alcanzarme. Notaba el aire pasar a toda velocidad a mi lado. Quise setirme libre,  vivir del viento, quise soñar dentro de un sueño, quise notar la velocidad en mis entrañas. Quise vivir esa ficción cada momento de mi vida. Para ello cerré los ojos, y acto seguido desperté en mi cama.


Se acabó. Mis huesos pesados y torpes, mi inerte cabeza hundida en la almohada. Y era tan real, tan terrible y tan cierto como que estaba despierta. Estaba oscuro, pero mis retinas seguían cargadas de luz. No tenía sueño. No quería aquello. Sólo quería seguir volando.

Así que con prisas, urgentemente, abrí la ventana y volé…

Por fin. De nuevo la velocidad. Y nadé, nadé en el aire como hiciera antes. Atrevida, osada, probé a cerrar los ojos de nuevo.

Y afortunadamente, esta vez no desperté.

3 comentarios:

Batspilberg dijo...

Por mis muertos que la última frase me golpeo como si de un martillo pilón se tratase... Aunque bien podría ser electricidad estática (eso explicaría porque los pelos de mis brazos y nuca dan testigo de ello)

Como dije en su día, "tan surrealista que bien podrían ser verdad"

MariCari dijo...

Así que con prisas, urgentemente, abrí la ventana y me lancé al vacío y volé...

((((Me cuadra más... ¿qué te parece? porque el vacío a mi criterio es lo que hará que no despierte de nuevo...))))

Y mi querida Pilar... quién no ha soñado con nadar en los cielos, entre nubes, con los pájaros, y al despertar negar que se evapore ese sentimiento adquirido mientras se soñó...
Maravilloso texto, entrañable y bien escrito... como siempre...
Bss...

Nítsuga Sotso Anibor dijo...

Curioso. Muy curioso.